7 de octubre de 2015

El Futuro Próximo - Parte 3 ii)




Rover 2020  


ii) el retorno a Tierra de las muestras marcianas.



Traer una roca de Marte: la misión espacial más importante para la comunidad científica

Durante la pasada década, una flotilla de sondas espaciales ha desvelado numerosos secretos pasados y presentes del planeta rojo. Gracias al trabajo desde la órbita de las sondas Mars Global Surveyor, Mars Odyssey, Mars Reconnaissance Orbiter y Mars Express, así como los descubrimientos de las misiones de aterrizaje Spirit, Opportunity, Phoenix y Curiosity en la superficie, hoy sabemos qué lugares son los más idóneos para llevar a cabo una misión de recogida de muestras. El problema es que también sabemos que no es nada fácil recoger una muestra adecuada.

Si recogemos una roca al azar de la superficie marciana, lo más probable es que sea volcánica. Lo que nos interesa es hacernos con el auténtico tesoro de la geología marciana: trozos de la corteza Noachiana (este es un sistema geológico de principios de la existencia del planeta Marte, que se caracteriza por altas tasas de impactos de meteoritos y asteroides y la posible presencia de abundante agua de la superficie). Con este extraño nombre se denominan a las rocas más antiguas de Marte, creadas en el Periodo Noachiano hace cuatro mil millones de años cuando el planeta era mucho más húmedo que en la actualidad y el agua corrió por su superficie. En esa época Marte reunía las condiciones adecuadas para la vida. Si en algún lugar de Marte hay microfósiles de bacterias marcianas esperando a ser descubiertos, ése es la corteza noachiana.

Llegados a este punto, es inevitable preguntarse por qué es necesario retornar muestras de Marte a la Tierra y no se puede usar un rover avanzado como Curiosity. La razón es que los laboratorios terrestres siempre estarán muchísimo mejor equipados que cualquier nave que podamos mandar. Curiosity usará difracción de rayos X avanzada para analizar las rocas marcianas, un verdadero salto cuántico en el estudio de la geología del planeta rojo, pero aun así está a años luz de lo que se puede hacer en un laboratorio terrestre. Además, para analizar las muestras, Curiosity necesita pulverizar las rocas previamente, lo que no es muy buena idea si lo que quieres es buscar fósiles.

Cada década más o menos, el National Research Council de la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU publica en colaboración con la NASA el informe Decadal Survey en ciencias planetarias. El último informe de la década 2013-2022 sitúa una misión de recogida de muestras del planeta rojo como el más importante de entre todos los posibles proyectos de exploración del Sistema Solar. Esta misión, denominada de forma genérica MSR (Mars Sample Return), está considerada actualmente como el Santo Grial de las ciencias planetarias.

La misión MSR sería dividida en tres partes, repartiendo así mejor los costes. Primero viajaría en 2018 un rover, denominado MAX-C (Mars Astrobiology Explorer-Cacher), para recoger las rocas y muestras más prometedoras desde el punto de vista astrobiológico. Después se lanzaría en 2020 la misión con el cohete MAV y un pequeño rover que recuperaría las rocas del MAX-C, para entonces probablemente fuera de servicio. Por último, un orbitador capturaría en 2022 el contenedor de muestras en órbita marciana y lo traería hasta la Tierra. Tras poner rumbo a nuestro planeta, la cápsula aterrizaría sin paracaídas con unos 400-500 gramos de muestras marcianas.

A finales de 2009 la NASA y la ESA acordaron fusionar sus programas de exploración de Marte, lo que permitió introducir una misión adicional para 2016, el Mars Trace Gas Orbiter para el estudio del misterioso metano marciano. Pero los problemas presupuestarios del MAX-C y del rover ExoMars obligaron a la fusión de ambos proyectos en un nuevo y flamante rover, que sería lanzado también en 2018. Desgraciadamente, el año pasado la NASA se retiró unilateralmente y de forma inesperada del proyecto Mars Trace Gas Orbiter y ahora la ESA lucha por mantenerlo a flote. El proyecto de rover conjunto también pende de un hilo. Como resultado, los plazos para la misión MSR se han retrasado y ahora se cree que habrá que esperar hasta 2027 como muy pronto para ver muestras marcianas en la Tierra.



 Versión más reciente del MAV. Arriba, aterrizando con el sistema Sky Crane. Abajo, despegando hacia la órbita marciano vigilado por el rover de recogida de muestras (NASA).








Esquemas de misiones MSR actuales. Las muestras llegarían a la Tierra en 2027 (ESA).























Elementos actuales de la misión MSR. Derecha, el MAV con el rover. Izquierda, el orbitador (NASA).








Versión actual del orbitador con la cápsula de muestras según la ESA (ESA).

A pesar de las idas y vueltas y de los costos, se imagina uno por un momento que un día, dentro de diez o veinte años, una cápsula con rocas marcianas aterriza en la Tierra y, poco después, en su interior descubrimos fósiles de microorganismos marcianos. Sería un gran día. ¿Acaso no habría valido la pena?

Fuente
Daniel Marin
NASA/JLP
ESA/DLR